Entregan hasta 750 mil pesos por este antiguo y codiciado billete colombiano de 200 pesos oro

La numismática se trata de un pasatiempo y estudio acerca de los billetes y monedas antiguas que marcaron la historia cultural y económica de un determinado país y que las personas que lo siguen muestran toda su pasión y suelen desembolsar grandes sumas de dinero por diversos ejemplares. 

En esta ocasión vamos a hablar sobre el caso preciso de un viejo billete colombiano de 200 pesos oro. Lo cierto es que existe cierto furor por conseguirlo, de acuerdo con lo que expresa la cuenta de TikTok de nombre El Coleccionista de Dinero, que se trata de un especialista en la materia y que develó el valor que podría tener este papel moneda en el actual mercado del coleccionismo en Colombia. 

¿Cuáles son las características del billete de 200 pesos oro?  

Estamos hablando de una reliquia en papel moneda que es fácilmente distinguible, ya que puedes observar en su imagen principal al libertador, militar, estratega y político venezolano Simón Bolivar. Este es un homenaje que le realizó el Banco de la República de Colombia. Hay que decir que con la llegada de nuevos billetes, este se retiró del mercado paulatinamente hasta que se hizo imposible poder conseguirlo.   

Recordemos que este billete circuló por las calles de Colombia en dos ediciones desde 1974 hasta 1983, cuando fue reemplazada por otro tipo de billete con otra figura en el papel moneda. Según el análisis expresado por el especialista en numismática, este billete podría llegar a costar hasta 750,000 pesos en la actualidad. En ese sentido, hay miles de personas que desembolsan estas cantidades de dinero con el fin de tenerlo y también de ampliar su colección.   

Una variable a tener en cuenta es, por supuesto, el estado de este billete. Tienes que saber que el mismo podría costar 750,000 pesos si se encuentra en excelentes condiciones. También deben tener una letra R antes del número de serie y publicado con la fecha 20 de julio 1974. En cuanto al reverso está impresa una alegoría al café colombiano, ya que se observa a un recolector tradicional, trabajando en un cafetal.