DIY: la sorprendente forma de reutilizar los envases de helado

El movimiento DIY (Do It Yourself o "hazlo tú mismo") ha tomado fuerza en los últimos años, no sólo como una forma de expresar creatividad, sino también como una solución sustentable para reducir residuos. A través de técnicas de reciclaje y reutilización, es posible transformar objetos que parecen desechables en elementos prácticos y originales. Dentro de este universo de posibilidades, los envases de helado son una excelente materia prima para dar rienda suelta a la imaginación y crear objetos con nuevas funciones.

Seguramente te ha pasado: terminas un delicioso helado y te queda el envase en las manos. Lo lavas, lo guardas "por si acaso", pero con el tiempo se acumulan y no sabes qué hacer con ellos. Muchas veces terminan en la basura o apilados en algún rincón sin uso. Sin embargo, estos recipientes tienen un gran potencial y pueden convertirse en organizadores, macetas, juguetes o incluso elementos decorativos. La clave está en aprovechar tanto los envases como sus tapas y aplicar un poco de ingenio.

Ideas creativas para reutilizar los envases de helado

Una de las mejores formas de darles una nueva vida a estos envases es utilizarlos como organizadores. Puedes forrarlos con tela o papel adhesivo y emplearlos para guardar utensilios de cocina, materiales de oficina o juguetes pequeños. Además, si les agregas etiquetas, podrás identificarlos fácilmente y mantener el orden en tu hogar.

Otra opción es convertirlos en macetas. Solo necesitas hacer unos pequeños agujeros en la base para el drenaje, pintarlos o decorarlos a tu gusto y llenarlos con tierra y plantas. Esta idea es ideal para darle un toque verde a tu hogar sin gastar dinero en macetas nuevas.

Cómo aprovechar las tapas y otros usos funcionales

Las tapas de los envases de helado también pueden tener una segunda oportunidad. Funcionan muy bien como bandejas para colocar llaves, monedas o incluso un reloj, como veremos a continuación. 

Para hacer este reloj creativo, vas a necesitar: 

• 1 tapa de postre helado circular
• Un círculo de cartón del tamaño de la tapa
• 1 lienzo para pintar
• Pinceles
• Pintura acrílica
• Adhesivo vinílico
• Pintura a la tiza
• Papel foil negro
• Adhesivo
• Máquina de reloj

El proceso comienza con la preparación de la base, donde se aplica pintura acrílica y adhesivo vinílico en los bordes de la tapa para lograr un acabado uniforme. Luego, una capa de pintura a la tiza aporta color y un efecto mate que realza el diseño.

A continuación, el protagonismo recae en la personalización. Usando un stencil, se puede plasmar un diseño único sobre el lienzo que servirá como la cara del reloj. Para marcar las horas con precisión, se dobla el lienzo en cuartos antes de añadir los números.

Para un acabado sofisticado, se incorpora papel foil negro, que al transferirse con calor crea un efecto metálico en los números. Finalmente, todas las piezas se ensamblan: el lienzo pintado se adhiere al cartón y la tapa de plástico, mientras que el mecanismo del reloj se instala en la parte trasera. El resultado es una pieza funcional y decorativa que combina creatividad, reciclaje y estilo en un solo objeto.