3 diseños de uñas francesas para lucir manos sofisticadas y elegantes

En el mundo del cuidado personal, las manos también comunican. Un estilo atractivo en las uñas puede transformar por completo cualquier look, y si hablamos de distinción, la francesa sigue siendo una opción atemporal. Pero este tipo de decoración ya no se limita al borde blanco clásico: en la actualidad, se transforma con ideas originales, llamativas y adaptables que aportan un toque diferente y elegante. A continuación, te mostramos tres ideas actuales y con mucho estilo de la manicura francesa que podés hacer vos misma o pedir cuando vayas a tu esteticista.

El encanto del doble filo: La propuesta de estilo invertido cambia las reglas: en vez de resaltar las terminaciones, se enfoca en la parte inferior de la uña. Esta alternativa se basa en delinear una curva delgada junto a la raíz, empleando colores brillantes como oro o plata para sumar distinción. Para hacerlo, colocá primero un tono claro o beige sobre toda la superficie. Después, utilizá un pincel fino para marcar una media luna luminosa cerca del nacimiento. Terminá aplicando un esmalte transparente para proteger. El efecto es sutil, diferente y con un aire refinado.

Tonos pastel en puntas finas: Perfecta para quienes buscan algo suave, esta propuesta utiliza gamas claras como lila, verde agua o rosado tenue para dibujar una franja muy fina en el extremo de cada uña. Es importante mantener la línea derecha y precisa, lo cual se logra usando cintas adhesivas o pinceles con forma angular. El fondo debe ser semitransparente o con un toque rosáceo, lo que acentúa la imagen de orden y frescura. Esta idea es ideal para estaciones cálidas o celebraciones de día donde se necesita un estilo discreto pero con gracia.

Efecto degradé: Para quienes quieren algo más elaborado pero igual de fino, la opción con desvanecido crea un paso gradual entre el color inicial y la parte superior. Primero se coloca una capa base color piel y, con ayuda de una esponjita, se presiona suavemente un tono blanco o marfil desde la punta hacia el centro, generando un difuminado natural. El secreto está en repetir este paso en varias capas livianas hasta lograr la cobertura deseada. Este estilo no solo alarga visualmente los dedos, sino que también da dimensión y un acabado suave como una nube.