Cocina
Cómo utilizar la leche para quitarle el exceso de sal al pescado en Semana Santa
Un método fácil y útil que mejora el gusto del bacalao seco sin complicarse y usando productos comunes que seguro tienes en casa.Cuando se acerca la Pascua, muchas personas optan por preparar bacalao seco como parte de sus costumbres. No obstante, uno de los problemas más comunes al cocinarlo es que suele estar demasiado salado, lo que puede arruinar el resultado final. Por suerte, hay una técnica muy práctica y sencilla que ayuda a reducir ese sabor fuerte sin quitarle lo rico al platillo: la leche. Aunque parezca raro, este líquido blanco es el truco preferido de varios cocineros para hacer que el bacalao quede mucho mejor.
El secreto está en la leche

Este procedimiento es sencillo y no hace falta usar herramientas raras ni conocimientos difíciles. Solo hay que poner el pescado seco en un bol grande y agregarle leche hasta que quede totalmente cubierto. Se recomienda dejarlo dentro de la heladera entre un par de horas y hasta cuatro, dependiendo de cuán salado esté el pescado. Mientras pasa ese tiempo, la leche trabaja absorbiendo parte del exceso de sal, lo que deja el pescado más tierno y mejor preparado para cocinar.
Lo bueno de este truco es que la leche no cambia la forma ni el gusto original del pescado. Más bien, le devuelve parte del líquido perdido y mejora su textura, haciendo que quede más sabroso y suave al masticar. Este método sirve mucho con variedades como el bacalao, que se usa bastante en recetas tradicionales de Pascua y suele venir con mucha sal para durar más.
Consejos para potenciar el sabor después del remojo

Cuando termine el tratamiento previo, conviene quitar todo el líquido del pescado y lavarlo con cuidado usando agua fresca. Después, puede cocinarse de distintas formas: al horno, en aceite caliente o dentro de preparaciones caseras. Para darle un mejor gusto, se sugiere añadir plantas como el laurel o el perejil, ya que aportan aroma sin necesidad de sumar más condimentos salados.
Otra idea es aplicar este método como parte de una receta más completa. Por ejemplo, después de dejarlo en leche, se puede cubrir con pan rallado y dorar en sartén, o agregarlo a un guiso con verduras del día y un poco de jugo de limón. Así se logra una comida balanceada, rica y conectada con los hábitos de Pascua, aunque con un estilo más actual y sano.