Restaurante
Esta es la parrilla argentina en Bogotá donde puedes comer el verdadero choripán argento
En una esquina de Chapinero se esconde un rincón de Buenos Aires: Don Martín, la parrilla argentina que conquistó a los bogotanos con sabor y nostalgiaEn Bogotá hay mil maneras de comer, pero pocas te hacen viajar. Don Martín no es solo una parrilla, es una cápsula de tiempo que te lleva directo al corazón de una vereda argentina, donde el humo de la leña perfuma el aire y el choripán no se improvisa. En la calle 59 con 6, en pleno Chapinero, este pequeño local se ha vuelto leyenda urbana: quien prueba su choripán, vuelve. Porque aquí, cada mordida tiene acento porteño y sabor a casa.
El ritual del choripán, sin atajos

Lo que distingue a Don Martín no es únicamente el pan crujiente ni el chorizo hecho a mano cocinado a la parrilla, sino el cuidado que se pone en cada paso. Aquí, el choripán no es un simple bocadillo: es un momento especial. El pan se calienta justo el tiempo necesario, el chimichurri es preparado en casa, espeso y fragante, y el chorizo representa la auténtica carnicería argentina. No se usan salsas dulces ni mezclas extrañas. Lo que prima es la costumbre, el fuego y la paciencia.
Martín está detrás de la parrilla, un argentino que decidió traer los sabores de su país a Bogotá sin perder la esencia. Él cuenta que todo nació como una forma de compartir un trozo de su cultura con la gente local. Ahora, su pequeño negocio es un lugar obligado para argentinos que extrañan su tierra y colombianos que quieren probar algo diferente. “Esto no es comida rápida. Es comida con historia”, dice Martín con una sonrisa y un delantal manchado de chimichurri.
Mucho más que choripán

Aunque el choripán suele ser el favorito, en Don Martín también preparan una milanesa que parece sacada de un cuento: enorme, casi como una pizza, con un empanizado impecable y acompañada de papas cortadas a mano. Pero más allá de la comida, lo que realmente atrapa es el ambiente: mesas de madera, un toque rioplatense en el ambiente y una sensación de estar lejos de casa, pero a gusto.
No hay música fuerte ni cartas con imágenes. Aquí la calidad del sabor es la protagonista, y la experiencia se vive en compañía. Un grupo de argentinos juega al truco mientras esperan su lugar; una pareja de Bogotá se anima a probar la provoleta. Don Martín no intenta ser una parrilla argentina, sino que lo es, pero en pleno Bogotá. Y eso se percibe desde el primer bocado.