Adiós a esta marca: cuál es el restaurante de pollo frito estadounidense que cerrará todas sus sucursales
La famosa cadena Sticky’s Finger Joint baja la persiana en todo EE. UU. tras declararse en quiebra. ¿Qué pasó con este ícono del pollo frito?
Durante años, Sticky’s Finger Joint fue sinónimo de comida rápida con personalidad. Sus alitas crujientes, salsas únicas y ambiente urbano conquistaron a miles de fanáticos en distintas ciudades de Estados Unidos. Sin embargo, ese sabor inconfundible ya no volverá: la cadena anunció el cierre total de sus locales tras acogerse al Capítulo 7 de la Ley de Quiebras. La noticia tomó por sorpresa a clientes y trabajadores por igual, marcando el fin de una era para este restaurante especializado en pollo frito.
Una caída que no se vio venir

Sticky’s no era un negocio de comida rápida como los demás. Nacido en la ciudad de Nueva York, se destacaba por su estilo original: mezclas poco comunes, aderezos inventados con nombres llamativos y una estética pensada para atraer a los jóvenes. Esa fórmula la volvió muy popular en algunos barrios. Sin embargo, los problemas financieros crecían en silencio.
La compañía llegó a tener una deuda que superaba los cinco millones de dólares. Con ese nivel de compromisos impagos y sin poder cubrir los gastos diarios, la decisión de bajar la persiana fue forzada. Según los documentos presentados ante la Justicia, ya no contaban con los fondos necesarios para continuar comprando insumos ni seguir funcionando. Como resultado, todos sus locales fueron cerrados, dejando sin empleo a muchos trabajadores de forma repentina.
El adiós a un concepto diferente

A diferencia de otras empresas de comida rápida que buscan abrir la mayor cantidad de locales posible, Sticky’s se había destacado por crear una comunidad fiel en torno a su propuesta de “pollo con personalidad”. Cada sucursal ofrecía una ambientación llamativa, con buena música y una carta original que escapaba de lo típico. Sin embargo, la presión del mercado, el encarecimiento general luego del COVID-19 y los nuevos modos de consumo terminaron afectando su negocio.
El cierre ocurrió sin anuncios ruidosos: no hubo rebajas especiales ni ofertas de despedida. Solo una publicación breve en redes indicó que la etapa llegaba a su fin. Para muchos habitantes de Nueva York, Sticky’s representaba algo más que un restaurante: era un espacio para encontrarse, compartir y salir de lo habitual.